Viajamos 240 Kilometros ida y vuelta desde Tamango para visitar la ciudad y la verdad es que tuvimos sentimientos mezclados.
Por una parte es pintoresca y vale la pena conocerla por otra no esta ni remotamente preparada para recibir turistas. Nada funciona.
Quisimos comprar almuerzo y simplemente no había nada, el pan se había acabado, no habían ni siquiera empanadas, helados, bebidas, total desabastecimiento. Tuvimos que volvernos comiendo unas galletas de soda que habíamos conseguido en un kiosko que vendía revistas.
En la ciudad hay una estatua en homenaje a un sacerdote que jugo algún rol importante. Lo curioso es que se autodenomina " Cura Rasca". La estatua de Ciprés dice: " Un Cura Rasca para una ciudad Rasca ".
Nada mas cierto. La ciudad es " Rasca ".
Esta definitivamente en la lista de los lugares donde no volvería.
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